
La posibilidad de que Trujillo entre a formar parte del selecto club de las ciudades patrimonio de la humanidad, es un canto de sirena que a todos nos seduce y encandila, en ocasiones, hasta el punto de convertirse en una panacea que dará pronta y definitiva solución a todos los males que aquejan y arrastra el pueblo. Hasta los milagros tienen a veces un pero.
Creemos que nadie puede negar lo evidente, conseguir ese tan ansiado objetivo conllevaría notables beneficios para todos, ahora bien, el problema, desde nuestro punto de vista, radica en las formas y medios para conseguirlo así como también en el espíritu de fondo que anime el proyecto.
La obsesión y la premura que guían la incompleta candidatura de nuestro Ayuntamiento puede llevar a los espíritus suspicaces a pensar que es sólo el interés de recibir subvenciones y la pura vanidad de aparentar y pavonearse lo que mueve y da vida a la ambiciosa empresa. Esto bien podría no ser así, en tal caso, estaríamos hablando una vez más de falta de previsión y torpe gestión, y cuando se trata de la cosa pública, en Mil Novecientos tenemos muy claro que
preferimos la malicia inteligente a la incompetencia ignorante.
Hace unos meses, en una excelente conferencia, una voz con sobrada autoridad intelectual en la materia como la del Dr. Francisco Sanz, nos recordaba de pasada, ya que no era el tema a tratar, la importancia de desembarazarnos de la ansiedad por obtener el nombramiento y preocuparnos de hacer bien las cosas, paso a paso
Discernir entre medio y fin, poniendo la aspiración a patrimonio en el lugar que le corresponde, bien podría ser ese primer paso necesario para ponernos en el buen camino. Es importante que rescatemos conceptos que con el devenir de la modernidad comienzan a estar ajados y en desuso, los de esfuerzo y sacrificio son un buen ejemplo; la combinación del trabajo duro con la inteligencia es la distancia más corta entre los sueños y la realidad. El premio que supone el reconocimiento internacional tiene que ser consecuencia de la excelencia de Trujillo como espacio social y cultural de vida, y esa condición, depende de que todos o al menos la mayoría estemos dispuestos a jugar un papel activo en esa tarea colectiva. Es esencial que veamos el espaldarazo que significa el hecho de que nos otorguen la condición de ciudad patrimonio, no como un fin en sí mismo sino más bien como un medio y una meritoria medalla; un medio de obtener más posibilidades y recursos para potenciar las aptitudes de la comarca y una medalla que sea el adorno del noble espíritu de crecer como comunidad que ha de guiarnos.
Por todo ello desde Mil Novecientos les invitamos a que sustituyan los castillos en el aire por el que corona Cabeza de Zorro, y nos sentemos despacio, con calma, haciendo inventario de nuestros defectos y virtudes y pongamos encima de la mesa un sólido y convincente proyecto, respaldado por la firme y sincera voluntad de trabajar alentados por la ilusión de ser mejores...Y es que señores, la prisa nunca fue buena consejera...
PD: La presentación de ideas y proyectos que hagan de Trujillo un lugar mejor será uno de los pilares básicos de la actividad de MCM.
Creemos que nadie puede negar lo evidente, conseguir ese tan ansiado objetivo conllevaría notables beneficios para todos, ahora bien, el problema, desde nuestro punto de vista, radica en las formas y medios para conseguirlo así como también en el espíritu de fondo que anime el proyecto.
La obsesión y la premura que guían la incompleta candidatura de nuestro Ayuntamiento puede llevar a los espíritus suspicaces a pensar que es sólo el interés de recibir subvenciones y la pura vanidad de aparentar y pavonearse lo que mueve y da vida a la ambiciosa empresa. Esto bien podría no ser así, en tal caso, estaríamos hablando una vez más de falta de previsión y torpe gestión, y cuando se trata de la cosa pública, en Mil Novecientos tenemos muy claro que
preferimos la malicia inteligente a la incompetencia ignorante.
Hace unos meses, en una excelente conferencia, una voz con sobrada autoridad intelectual en la materia como la del Dr. Francisco Sanz, nos recordaba de pasada, ya que no era el tema a tratar, la importancia de desembarazarnos de la ansiedad por obtener el nombramiento y preocuparnos de hacer bien las cosas, paso a paso
Discernir entre medio y fin, poniendo la aspiración a patrimonio en el lugar que le corresponde, bien podría ser ese primer paso necesario para ponernos en el buen camino. Es importante que rescatemos conceptos que con el devenir de la modernidad comienzan a estar ajados y en desuso, los de esfuerzo y sacrificio son un buen ejemplo; la combinación del trabajo duro con la inteligencia es la distancia más corta entre los sueños y la realidad. El premio que supone el reconocimiento internacional tiene que ser consecuencia de la excelencia de Trujillo como espacio social y cultural de vida, y esa condición, depende de que todos o al menos la mayoría estemos dispuestos a jugar un papel activo en esa tarea colectiva. Es esencial que veamos el espaldarazo que significa el hecho de que nos otorguen la condición de ciudad patrimonio, no como un fin en sí mismo sino más bien como un medio y una meritoria medalla; un medio de obtener más posibilidades y recursos para potenciar las aptitudes de la comarca y una medalla que sea el adorno del noble espíritu de crecer como comunidad que ha de guiarnos.
Por todo ello desde Mil Novecientos les invitamos a que sustituyan los castillos en el aire por el que corona Cabeza de Zorro, y nos sentemos despacio, con calma, haciendo inventario de nuestros defectos y virtudes y pongamos encima de la mesa un sólido y convincente proyecto, respaldado por la firme y sincera voluntad de trabajar alentados por la ilusión de ser mejores...Y es que señores, la prisa nunca fue buena consejera...
PD: La presentación de ideas y proyectos que hagan de Trujillo un lugar mejor será uno de los pilares básicos de la actividad de MCM.
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