Para entender mejor las lineas que siguen, les conminamos a que lean el siguiente artículo aparecido hace unas semanas en el diario Hoy así como los comentarios bajo el texto principal: http://www.hoy.es/20090507/trujillo/quieren-teatro-gabriel-galan-20090507.html
Simplificando, lo que separa insalvablemente a Dios de los hombres, es que Éste,posee infinitas perspectivas de la realidad que le brindan la capacidad de ser Dueño y Señor de la misma. Pues bien, en Mil Novecientos creemos que el conjunto de más o menos fundamentadas opiniones que se vierten a los pies del artículo,son una prueba fehaciente de que la suma de pareceres es un buen comienzo para empezar a dar solución a los males y problemas que aquejan a Trujillo, sinembargo y por desgracia, en esta ciudad predomina una actitud pueblerina a la hora de valorar la utilidad de la opinión pública, llegándose al extremo de meter en el mismo saco, crítica constructiva y marujeo maledicente, porsupuesto y ni que decir tiene que, ¡así nos luce el pelo!.
Confucio, una vez preguntado por cuál sería su primera decisión como gobernante contestó: "Fijar el nombre de todas las cosas". No estaría de más que por una vez partiéramos de esta sabia premisa.Tanto la noticia que se hace eco de la futura (futurísima) reforma como los comentarios a la misma utilizan el término TEATRO para referirse al espacio conocido como "Gabriel y Galán", cuando el edificio evidencia en sus carencias y chapuceras soluciones que el término más acertado debiera ser como mucho, el de Salón de actos municipal.
Algunos podrán pensar que todo esto es irónica chanza o a lo sumo un pedante ejercicio de pura y vacía retórica, pero nada más lejos de la realidad. Para recorrer un itinerario concreto o bien llevar a cabo un determinado proyecto, es de primera necesidad saber con absoluta certeza de dónde se parte, sólo así podremos trazar sobre el mapa o los planos cuál habrá de ser la linea más correcta para unir el punto de origen, que ya es realidad de facto y apriori, con la meta o resultado final, que por el momento sólo es una deseable fantasmagoría, un fenómeno ideal que fundamenta sus posibilidades de devenir y manifestarse como realidad tangible en esa estructura inicial con la que ya contábamos, y de donde se deduce que aprehender en su esencia nuestros presentes mimbres, es conditio sine qua non para llevar a buen puerto nuestras futuras cestas.
Y es que acaso...¿Es lo mismo acometer la reforma de un teatro que de un salón de actos? si el Ayto quiere hacer de este espacio de cultura una referencia comarcal ¿No debería aspirar antes que nada a sentar decentemente las bases de un teatro como Dios y la comedia del arte mandan?. La cuestión es muy sencilla señores/as señoritos/as políticos/as( el Gurú progre me libre de infringir la normativa lingüística Aído) antes de meter mano en ningún sitio, preguntémonos si queremos un rimbombante salón de actos o bien un elegante teatro que devuelva la dignidad al arte dramático en Trujillo. Así pues, hagámonos el impagable favor de que de aquí en adelante intentemos llamar a las cosas por su nombre, porque las palabras, también juegan su papel en el mundo de los hechos.
miércoles, 20 de mayo de 2009
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